Somos Abejas en una Botella

Las abejas son criaturas asombrosas. Es un placer ver abejas obreras volando de flor en flor mientras recolectan néctar para producir miel. En contraste, resulta lastimoso encontrar una abeja atrapada dentro de una botella de refresco. Atraída por la alta concentración de azúcar, la abeja entra en la botella y luego, incapaz de encontrar como salir, perece lentamente.

Esta lúgubre escena ilustra con precisión como ha evolucionado la sociedad moderna. Durante varias décadas, hemos acogido ciegamente un modelo de «desarrollo» que exalta el crecimiento económico ilimitado sin tener en cuenta la protección del medio ambiente y la justicia social. Como el azúcar a la abeja, las falsas promesas de un desarrollo económico desenfrenado han llevado a la sociedad a una situación funesta y la combinación de problemas ambientales, sociales y políticos causados por este modelo es para nosotros lo que la botella de refresco es para la abeja atrapada.

Nosotros, a diferencia de la abeja, hemos sido capaces de distinguir la gravedad de nuestra situación. A través del proceso iniciado con el establecimiento de la Comisión Brundtland en la década de 1980, la sociedad moderna ha reconocido la urgencia de adoptar un paradigma de desarrollo diferente. Como resultado, los principios del desarrollo sostenible se han hecho preponderantes y se han introducido innumerables políticas y procedimientos para promoverlos en todos los sectores de la sociedad. Sin embargo, los indicadores ambientales y sociales sugieren que los efectos negativos del modelo al que se supone debemos renunciar continúan intensificándose. En otras palabras, aún estamos atrapados.

No podemos liberarnos porque estamos aplicando fórmulas análogas a las de la abeja que intenta perforar la botella para escapar de ella sin advertir la boca de la misma, que es la salida más propicia. Por ejemplo, se están utilizando vastos recursos en el desarrollo de automóviles eléctricos y en la construcción y expansión de sistemas de transporte público de capital intensivo, en lugar de encontrar e implementar soluciones menos costosas para mejorar la calidad del transporte público o simplemente adoptar modelos más innovadores para reducir los desplazamientos de larga distancia. Asimismo, se asignan amplios recursos para adoptar tecnologías ineficientes de generación de electricidad, mientras que las estrategias para reducir el consumo de energía eléctrica son en gran medida inadecuadas. Esencialmente, la sociedad está obsesionada con fórmulas ineficaces que intentan forzar que todo sea «verde» o «sostenible» mientras elude la necesidad de educar debidamente a la gente sobre la sostenibilidad.

En ecocivitas reconocemos la primordial importancia de la educación en sostenibilidad y nos esforzamos en identificar y promover enfoques eficaces y eficientes que nos ayuden a «escapar de la botella».

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